Dichas órdenes tienen una doble función: de un lado, como son actualizar la normativa ya existente y, de otro, favorecer la calidad de la enseñanza, mejorando así el funcionamiento interno tanto de los centros educativos y como de la función docente, ha informado la Junta en nota de presa.
La evaluación interna de centros estaba ordenada por una norma con una antigüedad de 20 años. La nueva orden aumenta la autonomía en la autoevaluación y reduce la burocracia al permitir la selección de ámbitos y dimensiones a evaluar en cada curso.
Además, ajusta la temporalización a los cuatro años del proyecto de dirección dando mayor coherencia al periodo de mandato con la evaluación de centro. Sobre todo, afianza el hábito de la realización del Plan de Mejora de los centros.
De su lado, la orden de evaluación docente alcanza un rango normativo del que carecía la anterior resolución. Asimismo, actualiza los indicadores a la terminología y a los aspectos fundamentales a la Ley Orgánica Educativa vigente.
Además, busca la coherencia de la evaluación entre la legislación establecida para los responsables de la dirección de los centros educativos y la evaluación del resto de docentes.
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